Conocí el internet cuando estaba en el bachillerato. Para ese entonces era todo un gurú en MS-DOS, Pascal y Qbasic. Sin embargo, internet era toda una novedad para mi y todos mis compañeros.
En ese entonces, junto con un querido amigo, éramos los guardianes de las dos únicas computadoras con internet del plantel educativo. La novedad, el popularísimo "Latin Chat".
Ajenos a la pelea entre Net Scape e Internet Explorer, teníamos apodos como "The Navigator", "Mr. PC" o "Lord Pascal". El internet super lento. Recuerdo que me arrullaba el sonido del modem. Si volviera al pasado, me deseperaría esperar esos dos minutos que tardaba en conectarme; aunque para mi era normal esperar ese tiempo, pues desconocía los poderosos 5 megas de internet que tengo en casa o los 100 que hay en la oficina.
Internet sin restricciones, sin firewall, sin filtros molestos, acceso a todo a la velocidad de una tortuga. Todo un mundo por explorar. Google no era el gigante que es hoy y Yahoo era mi guía en el ciberespacio.
La primera vez que escuché la palabra "Hotmail" me asusté y pensé que era algo relacionado con la pornografía. Aún recuerdo mi reacción cuando Carmen, una chica de las mas serias de mi salón, me dió su "correo electrónico" diciendome: "arroba Hotmail".
La novedad no pasó rápido. Comenzamos a "reservar" el acceso. Hicimos turnos de veinte minutos y una lista de hasta veinte personas. Si no llegaban puntuales, pasabamos al siguiente. Hacían filas en las jardineras aledañas al salón de cómputo, el cual tenía un pequeño privado para las únicas dos computadoras con acceso a internet.
Como dicen por ahí "El que parte y reparte, se queda con la mayor parte". Así que, de lunes a viernes, de 5 a 6pm, era mi turno de conectarme a internet. Tenía una cita. Había concido a una "chica" en el Latin Chat. Migramos a MSN Messenger, para tener privacidad.
Me emocionaba ver el mensajito en la parte inferior derecha de mi pantalla avisándome que "Lupita87" estaba en línea. Apenas aparecía y le daba clic para abrir la ventana y decir "Hola..."
Todo fué bien durante aproximadamente dos semanas. Hasta que comenzó a llegar tarde a nuestra cita de las cinco. Las conversaciones se hicieron frias, monótonas, los pretextos y las evasivas. Era tiempo de terminar. No fué fácil, pero no opuso resistencia. Un día simplemente ya no vi la notificación en la parte inferior derecha de mi pantalla. Recuerdo ese día, aquel en el que ya no supe de ella. Antes de terminar, esa hora que pasabamos plarticando me parecían cinco minutos; ahora me parecía eterna. Me preguntaba si acaso le había sucedido algo, pero de vez en cuando me llegaban esas molestas "cadenas" en las que me amenazaba de una muerte horrible si no la reenviaba a cien de mis contactos. Luego de reenviar ese correo electrónico me tranquilizaba al saber que, al menos seguía viva. De vez en cuando me mandaba correos graciosos, otras, basura elecrtrónica, la cual me limitaba a eliminar. La relación se enfrió completamente, nos convertimos en dos extraños que alguna vez desearon conocerse en persona y tomarse de la mano.
Así de fugaz fué mi primera relación con "Lupita87". Luego vino "Marta91", "Princesa1987", etc. No recuerdo cuantas fueron, pero recuerdo que era todo lo mismo. Con dos ventanas abiertas, una para "chatear", otra para buscar poemas.
La mayoría de las veces, cuando un "nick name" o correo elecrtrónico tiene un número, está relacionado con una fecha o un año. Así, puedo deducir que si una persona se identrifica como "Jose90@mimail.com", puedo suponer que nació en el año 1990 y se llama José. Aunque no siempre sucede, es un patrón común.
No todas mis "ciberrelaciones" fueron iguales. Si "Lupita87" duró dos semanas, mas unos cuantos días para sanar las heridas. Conocí a una tal "Mariposa1971". Ella fué al grano. Mientras en en mis anteriores relaciones cibernéticas era yo quien hacía la propuesta, me tocó a mi ahora dar el "si". Mariposa1971 era una pervertida. Duramos apenas tres días. El primer día fué muy intenso. Me hizo mas preguntas que un policía investigando un robo. Al segundo comenzó a hacerme sugerencias sobre tocarme, dicendome que ella se estaba tocando. Al tercer día quizo que le mandara fotografías desnudo. Cosa que por supuesto no hice y terminé con ella. Me ponía muy nervioso solo de ver que se conectaba. Confieso que indujo en mi la curiosidad por la pornografía. Llegué a tenerle miedo en tan solo tres días.
Mariposa1971 no fué la última de su clase. Sin embargo, conforme pasó el tiempo, fuí perdiendo el interés por este tipo de relaciones. Actualmente, cuando me llega una solicitud de amistad en alguna de mis redes sociales, al primer indicio de algo inapropiado, elimino el contacto. Confieso que no siempre fué así.
Para terminar sobre este asunto de las "cibernovias", quiero agregar que es un arma de dos filos. Por un lado puede ser una linda experiencia el conocer a una persona y cultivar una bonita amistad; por otro lado, puede tratarse de una pervertida Mariposa1971 o algo peor.
En los tiempos de la juventud de mis padres no existía el internet. Se conocían en las fiestas y siempre había un chaperón. Había que ser muy habilidosos para escaparse a lo "oscurito". Ahora tenemos internet hasta en el reloj. Esconderse es muy fácil y el peligro es mayor. Hoy existen organizaciones delictivas especializadas en redes sociales. Es importantisimo que los padres tengan tanto o mas conocimiento sobre internet que sus hijos.
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